Si la escuela es un factor nivelador en la sociedad, cómo potenciarlo hoy, con tantas expectativas que nos están retando.

Pasados los impactos de los informes Coleman (1966) del escenario educativo de Estados Unidos y del Informe Plowden (1967) del Reino Unido, que llevaron a muchos a negar a la escuela como un factor de cambio social, han sido muchas las investigaciones publicadas que demuestran el gran potencial de la escuela como factor nivelador de las diferencias sociales.

Hoy reivindicamos estos postulados y creemos que la inteligencia es educable en todas las edades, que lo que suceda en las primeras edades tiene un impacto enorme para toda la vida de la persona, que las cualidades y principios se forman en un buen contexto que eduque en valores, que el educando puede alcanzar las metas de aprendizaje y lograrlas bien en un buen modelo de enseñanza, y así son muchas las potencialidades que podemos asegurar que posee la escuela y avalar las posturas del artículo de Murillo J (2003). ¿La escuela o la cuna? A favor del gran potencial, aún pobremente atendido, que tienen en sus manos la escuela y el sistema educativo.

Un problema común, y uno de los más graves que se vive en todos los niveles educativos, es:

El tránsito del estudiante de un grado a otro, de un nivel a otro, con grandes carencias, lagunas, faltantes, errores en lo que ha aprendido, que le limitan el éxito académico en el nuevo grado o nivel.

Unido y relacionado con lo anterior:

El bajo nivel de exigencia académica, donde son pocos los ejercicios y casi no se encuentran problemas en las libretas ni otros productos que desarrollen las capacidades intelectuales de los estudiantes, los errores no están identificados ni corregidos…

El bajo nivel académico de los estudiantes es un problema demostrado en los estudios nacionales e internacionales que cada día son más conocidos en el mundo y en nuestro país. ¿A qué distancia nos encontramos de los países que logran altos puntajes en el aprendizaje de las matemáticas, el lenguaje...? Y esos resultados: ¿los explica el nivel socioeconómico de las familias o la “pobreza” del sistema educativo?

La “pobreza” del sistema educativo no ha quedado resuelta en ninguna de las tantas reformas realizadas y dar el salto de calidad que se requiere está en las manos del propio sistema educativo.

¿Qué sucede en las aulas?

¨   No aprende el alumno lo que debe, porque no es capaz o porque el aprendizaje no está actuando en la zona de desarrollo en la que puede responder con éxito al reto que le propone el maestro. ¿Por qué? No se realiza un diagnóstico correcto del nivel de logros de aprendizaje de cada estudiante, identificando su zona de desarrollo real, a partir de la cual, y sólo de ella, puede actuar el maestro con acierto, a través de una enseñanza retadora, colaborativa.

¨   El nivel de los ejercicios es muy bajo, pero no porque el estudiante no pueda resolver problemas o no pueda elaborar productos importantes, una revisión de las libretas de los alumnos nos da un buen referente de lo que sucede en la clase.

¨   En las clases no se discute, no hay contrapunteo, no se argumenta, no se comprueban hipótesis, no se experimenta, pero no porque el alumno no resista y ame el reto, sino porque no está en la cultura diaria de trabajo docente, y no porque al maestro no le interese, seguramente el maestro también lo disfrutaría mucho.

¨   Qué sucede con la formación de cualidades como la laboriosidad, la solidaridad, la responsabilidad, ser consecuentes entre lo que se dice y lo que se hace, la honestidad, la identificación y valoración de los errores, la disculpa, la rectificación, hacerse responsable de sus actos, entre otros.

Cuando el docente se enfrenta al desnivel académico del grupo que recibe, tiene que hacer malabares para lograr ciertos pobres avances, por lo que si este postulado es cierto tendríamos un reto muy importante: nivelar los grupos y que todos los estudiantes transiten, al grado o nivel siguiente, preparados adecuadamente para tener éxito.

La concepción del proceso de enseñanza-aprendizaje necesita una remodelación sustantiva, así como el diseño de programas y libros de texto, nuevas políticas, nuevos objetivos, nuevas estrategias.

Tantos avances científicos que pasan literalmente frente a nosotros y los dejamos que engrosen las filas de revistas y libros, y en la educación actual tienen muy poco significado.

El cambio del sistema educativo precisa de un diagnóstico diferente, no como el que repetimos año tras año, considerando los nuevos replanteamientos, que llegue a identificar la zona de desarrollo real del estudiante, en un tiempo corto, junto a ello estrategias para nivelar y el rediseño del modelo de proceso de enseñanza-aprendizaje, de los programas y libros de las políticas y estrategias. Todo escolar puede y tiene derecho a concluir su grado académico con una muy buena preparación.

Un buen inicio sería resolver el estado del problema en los preescolares y las primarias, en éstas en particular, avanzados estos cambios, demostrado que es posible, que se pueden entregar grupo nivelados, con buen nivel de conocimientos, con iniciativas y optimismo, curiosidad e imaginación. Seguidamente, que no esperen los cambios de la secundaria y del bachillerato. Logrado esto, la universidad va a ser diferente y podrá convertirse en un potencial del desarrollo científico técnico, con múltiples innovaciones que impacten con fuerza en el desarrollo del país y en el nivel de vida de la población.

Unamos el potencial científico de las universidades públicas y privadas con la experiencia de maestros frente a grupo de una trayectoria de excelencia en el dominio del saber para sus alumnos.

El reto es posible, logremos que la escuela sea un importante factor de cambio, nivelador de las diferencias sociales.

Fuente: Silvestre, M. (2019)  “La escuela es un factor de cambio social, ¿cómo potenciarlo hoy?”, El Economista, recuperado el 14 de julio de 2021, https://bit.ly/3i8ECqo